miércoles, 3 de junio de 2009





Recuerdo perfectamente aquel abril que contaba las horas de un amor sin porvenir... Era frío y volaban algunos pájaros en señal de alerta. Ellos ya sabían lo que se vendría. Conocían el final...
Había clérigos en cada esquina de rodillas pidiendo perdón. Nunca entendí porqué un milagro debía de ser tan cruel sin alguna razón. O quizás fue nuestro pecado lo más cruel. Vaya uno a saber...
Decaída me levanté del suelo, no voy a decir que no lloré, pero lamentandome siempre me pregunté si era correcto desparramar lágrimas sobre su acolchado de vainilla o su alfombra de miel. Y mientras un carnaval de ingenuos sonreían suspicaces, casi con odio, insultaban a aquella pareja que no conocía el final. Pensé que no era suficiente empezar a empacar, voltié para saludarlo y el ya no estaba ahí.. En realidad si estaba allí parado, pero ausente.. estaba estancado en la impotencia, en cuerpo y alma, de saber que había desgarrado a un corazón y que eso problamente no tuviera perdón. Cerré los ojos e imaginé cómo decir 'adiós', no supe cómo actuar. Mi garganta se cerró. Miré a mi alrededor, y vi tantos recuerdos que se alejaban, y que se congelaban en el tiempo, en aquella imagen que cada vez que cierro los ojos recuerdo. Pude quedarme un rato más, pero decidí huir. Era algo que no tenía salvación. Se hundía el barco y era yo quien naufragaba en lo profundo del mar. Cerré la puerta de la habitación, saboteada por la confusíon y el temor. Y es el día de hoy, que recuerdo claramente aquella lamentada noche de abril. Donde por fin conocí el final. Donde entendí que el milagro no es eterno. Y que hay demonios que se alimentan de mi dolor. Por alguna razón no me puedo olvidar. Intento no recordar, pero me desespera no saber, si aquella noche el lloró más que yo. Si el dolor es sólo un castigo o una lección. Ahora se que no es superficial, y que en realidad si manda mi corazón. No hay dirección si me das libertad de elección. No hay vacios ni universos disponibles, no hay alrededor. No hay lugar en el mundo que no se sienta lo que en este lugar siento yo...El me dirá que no quiere palomas blancas volando sobre amores muertos en vida. No tirará flores al mar ante un corazón abandonado o perdido. El pensará que la confusión es solo un paso previo para la salvación, para la pérdida de responsabilidad, para la emancipación. Pero el no podrá mentir nunca más. Porque en su corazón, todavía hay amor. Lo se, no tengo manera de comprobarlo.. pero la señal de los pajaros volando sobre la cruz de la catedral, la caída de las hojas de este otoño en soledad, o la pura y silenciosa intuición, hacen de mi opinión una verdad de la que no me puedo escapar..

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